miércoles, 30 de marzo de 2011

Realismo mágico





El realismo mágico es un género artístico y literario que trata de  presentar "la realidad como si fuera mágica". Propio de la literatura latinoamericana de mediados del siglo XX, que mezcla la realidad narrativa con elementos fantásticos, muestra lo cotidiano como algo irreal o extraño, la realidad tal como la apreciamos cotidianamente se ve quebrada y puesta en duda.
El realismo mágico floreció en la literatura por las discrepancias surgidas entre cultura de la tecnología, la cultura del mestizaje y la cultura de la superstición, y cuando las dictaduras que azotaban Latinoamérica hicieron de la palabra la herramienta más poderosa.
SOFIA FONSECA MARTINEZ

viernes, 25 de marzo de 2011

EL REALISMO MAGICO

El realismo mágico es un género artístico y literario propio de la literatura latinoamericana de mediados del siglo XX, que funde la realidad narrativa con elementos fantásticos, mostrando lo común y cotidiano como algo irreal o extraño.

El realismo mágico es más que nada una actitud en la cual el lector le da el toque secreto para que estas obras sean interesantes.

La noción de la realidad tal como la apreciamos cotidianamente se ve quebrada y puesta en duda por elementos fantásticos que se mezclan en las situaciones aceptadas como reales.

El término fue inicialmente usado por un crítico de arte, el aleman FRANZ ROH  para describir una pintura que demostraba una realidad alterada. El término llegó a nuestra lengua con la traducción en 1925 del libro Realismo mágico.y como critica de la novela hispanoamericana fue ARTUR USLAR PIETRIE refiriéndose al cuento venezolano de los años treinta.

Los principales autores de estas obras son: 
Labrador Ruiz, Arreola, Rulfo, Felixberto Hernández, Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, entre otros. 

En el cuento de “HOMBRE VIEJO CON UNAS ALAS ENORMES” nos damos cuenta de las diversa características del realismo mágico cuando GARCIA MARQUEZ da unas características exageradas del ángel, de la mujer araña, de la cantidad de dinero que ganaron los dueños de la casa donde se encontraba lo sobrenatural pero todas estas exageraciones las toma basando en la diversidad de costumbres que tenemos los latinoamericanos en especial la zona Caribe basadas en los pensamientos dogmaticos que nos ha impuesto la religión cristiana.   

REALISMO MAGICO

                                                                    CONCEPTO: 
El realismo mágico, es una característica propia de la literatura latinoamericana de la  segunda mitad de siglo XX  que funde la realidad narrativa con elementos fantásticos y fabulosos, no tanto para reconciliarlos como para exagerar su aparente discordancia. El reto que esto supone para la noción común de la “realidad” lleva implícito un cuestionamiento de la “verdad” que a su vez puede socavar de manera deliberada el texto y las palabras, y en ocasiones, la autoridad de la propia novela.  
El realismo mágico era una realidad vista de una manera diferente de ver las cosas y de crear seres o mundos imaginados  y una estrecha relación entre el hombre y la circunstancia, uno de los autores los cuales nos dan una clara perspectiva de lo que nos representa el realismo mágico es Gabriel Garcia Marquéz con su novela cien años de soledad.





ELEMENTOS DEL REALISMO MÁGICO EN LOS CUENTOS:
 Auto-reconocimiento de los escritores latinoamericanos
 Percepción de la realidad.
 Experiencias "sobrenaturales" o "fantásticas"
 Los personajes pueden morir y luego volver a vivir
 Espacios donde la concepción mágica, mítica, aún es "vida real".


ÀNGELA PAOLA PÀEZ PÈREZ    COD: 201011186

miércoles, 23 de marzo de 2011

Un día de estos

                                    Un día de estos                                                                         [Cuento: Texto completo]
                                        Gabriel García Márquez

El lunes amaneció tibio y sin lluvia. Don Aurelio Escovar, dentista sin título y buen madrugador, abrió su gabinete a las seis. Sacó de la vidriera una dentadura postiza montada aún en el molde de yeso y puso sobre la mesa un puñado de instrumentos que ordenó de mayor a menor, como en una exposición. Llevaba una camisa a rayas, sin cuello, cerrada arriba con un botón dorado, y los pantalones sostenidos con cargadores elásticos. Era rígido, enjuto, con una mirada que raras veces correspondía a la situación, como la mirada de los sordos.
Cuando tuvo las cosas dispuestas sobre la mesa rodó la fresa hacia el sillón de resortes y se sentó a pulir la dentadura postiza. Parecía no pensar en lo que hacía, pero trabajaba con obstinación, pedaleando en la fresa incluso cuando no se servía de ella.
Después de las ocho hizo una pausa para mirar el cielo por la ventana y vio dos gallinazos pensativos que se secaban al sol en el caballete de la casa vecina. Siguió trabajando con la idea de que antes del almuerzo volvería a llover. La voz destemplada de su hijo de once años lo sacó de su abstracción.
-Papá.
-Qué.
-Dice el alcalde que si le sacas una muela.
-Dile que no estoy aquí.
Estaba puliendo un diente de oro. Lo retiró a la distancia del brazo y lo examinó con los ojos a medio cerrar. En la salita de espera volvió a gritar su hijo.
-Dice que sí estás porque te está oyendo.
El dentista siguió examinando el diente. Sólo cuando lo puso en la mesa con los trabajos terminados, dijo:
-Mejor.
Volvió a operar la fresa. De una cajita de cartón donde guardaba las cosas por hacer, sacó un puente de varias piezas y empezó a pulir el oro.
-Papá.
-Qué.
Aún no había cambiado de expresión.
-Dice que si no le sacas la muela te pega un tiro.
Sin apresurarse, con un movimiento extremadamente tranquilo, dejó de pedalear en la fresa, la retiró del sillón y abrió por completo la gaveta inferior de la mesa. Allí estaba el revólver.
-Bueno -dijo-. Dile que venga a pegármelo.
Hizo girar el sillón hasta quedar de frente a la puerta, la mano apoyada en el borde de la gaveta. El alcalde apareció en el umbral. Se había afeitado la mejilla izquierda, pero en la otra, hinchada y dolorida, tenía una barba de cinco días. El dentista vio en sus ojos marchitos muchas noches de desesperación. Cerró la gaveta con la punta de los dedos y dijo suavemente:
-Siéntese.
-Buenos días -dijo el alcalde.
-Buenos -dijo el dentista.
Mientras hervían los instrumentos, el alcalde apoyó el cráneo en el cabezal de la silla y se sintió mejor. Respiraba un olor glacial. Era un gabinete pobre: una vieja silla de madera, la fresa de pedal, y una vidriera con pomos de loza. Frente a la silla, una ventana con un cancel de tela hasta la altura de un hombre. Cuando sintió que el dentista se acercaba, el alcalde afirmó los talones y abrió la boca.
Don Aurelio Escovar le movió la cara hacia la luz. Después de observar la muela dañada, ajustó la mandíbula con una cautelosa presión de los dedos.
-Tiene que ser sin anestesia -dijo.
-¿Por qué?
-Porque tiene un absceso.
El alcalde lo miró en los ojos.
-Está bien -dijo, y trató de sonreír. El dentista no le correspondió. Llevó a la mesa de trabajo la cacerola con los instrumentos hervidos y los sacó del agua con unas pinzas frías, todavía sin apresurarse. Después rodó la escupidera con la punta del zapato y fue a lavarse las manos en el aguamanil. Hizo todo sin mirar al alcalde. Pero el alcalde no lo perdió de vista.
Era una cordal inferior. El dentista abrió las piernas y apretó la muela con el gatillo caliente. El alcalde se aferró a las barras de la silla, descargó toda su fuerza en los pies y sintió un vacío helado en los riñones, pero no soltó un suspiro. El dentista sólo movió la muñeca. Sin rencor, más bien con una amarga ternura, dijo:
-Aquí nos paga veinte muertos, teniente.
El alcalde sintió un crujido de huesos en la mandíbula y sus ojos se llenaron de lágrimas. Pero no suspiró hasta que no sintió salir la muela. Entonces la vio a través de las lágrimas. Le pareció tan extraña a su dolor, que no pudo entender la tortura de sus cinco noches anteriores. Inclinado sobre la escupidera, sudoroso, jadeante, se desabotonó la guerrera y buscó a tientas el pañuelo en el bolsillo del pantalón. El dentista le dio un trapo limpio.
-Séquese las lágrimas -dijo.
El alcalde lo hizo. Estaba temblando. Mientras el dentista se lavaba las manos, vio el cielorraso desfondado y una telaraña polvorienta con huevos de araña e insectos muertos. El dentista regresó secándose las manos. “Acuéstese -dijo- y haga buches de agua de sal.” El alcalde se puso de pie, se despidió con un displicente saludo militar, y se dirigió a la puerta estirando las piernas, sin abotonarse la guerrera.
-Me pasa la cuenta -dijo.
-¿A usted o al municipio?
El alcalde no lo miró. Cerró la puerta, y dijo, a través de la red metálica.
-Es la misma vaina.
FIN

sábado, 12 de marzo de 2011

IDENTIDAD    LATINOAMERICANA
Las cuatro tesis nos plantean puntos de visa totalmente  distintos y  cada tesis  identifica a muchas personas.
Me parece que  al hacer una mezcla de ellas se pueden encontrar  a personas que se identifiquen  con esta mezcla, ya que hay personas que no logran tener una identidad totalmente clara
A mi modo de ver las tesis, me parece que mi identidad está definida entre la tesis del mestizaje por las costumbres de cuidar la tierra, y el amor al prójimo  y también me parece que tengo en algo de la tesis de los  españoles, por las  creencias hacia una iglesia, hacia una religión, el querer innovarse a nuevos mundos y  diferentes clases en la sociedad.
Así siento que está definida  mi identidad frente a las tesis propuestas en clase.

SANDRA PATRICIA SUÁREZ REYES     -201011151

jueves, 10 de marzo de 2011

identidad latinoamericana

Según el texto con sus cuatro tesis sobre la identidad latinoamericana para poder identificar cuál de ellas nos pertenece. Pienso que me identifico con la cultura mestizaje, la cual nos indica que nuestra identidad es propia porque reúne de varias culturas como la hispánica e indígena elementos que la hacen única.
La cultura latinoamericana es una copia de distintas “culturas madres” ya que toma y aplica algunos elementos de estas como: las creencias religiosas, la política, la música que fue impuesta por la colonización pero que en la actualidad esta puede ser cambiada según la personalidad y la forma de pensar de cada individuo.
La cultura latinoamericana además sigue teniendo presente algunas elementos de la cultura indígena la cual la podemos observar en el amor al trabajo, en las fiestas, en el sentido de pertenencia ante la nación y nuestra comunidad y en algunos casos el amor al prójimo. Es por esta razón que nuestra identidad la hace única e inigualable.

fabian hernando anaya 201011229